En “la oración al alba”, que es como se conoce en esta región a la hora de mayor actividad de las aves, 5 a 7 a.m., podemos escuchar un sin número de cantos que más que una comunicación entre un ave y otra, son el comienzo de una actividad diaria importante para la ecología de cualquier ecosistema. A esta hora la actividad es intensa, cientos de aves se muestran activas y revolotean entre el follaje de los árboles. El estar en una serranía tan llena de vida es una motivación adicional, para nosotros los ornitólogos, donde en poca distancia atravesamos distintos ambientes que proporcionan una gran variedad de opciones para la alimentación y refugio de este interesante grupo de animales. Estos sitios albergan al menos 187 especies de aves, un poco más del 13% de las especies de aves de Bolivia y el 44% de las especies del Bosque Boliviano-Tucumano. Estas especies están representadas en 48 familias, de las cuales la familia Tyrannidae (atrapamoscas) es la más diversa (con 12 especies), seguida por las familias Psittacidae (parabas, loros, cotorras), Thraupidae (tangaras y saltarines), Trochilidae (colibríes o picaflores), Thamnophilidae (hormigueros) y Columbidae (palomas, chaicitas).
Es una experiencia inolvidable hacer un recorrido desde las partes rocosas y secas de la cima de la serranía y luego llegar al sector de El Mesón, donde hay un bosque exuberante y húmedo; allí se encuentra la mayor concentración de aves y es uno de los escenarios más atractivos a visitar, pero lo cierto es que mas allá de la belleza escénica de ciertos sectores el Incahuasi en su conjunto es un sistema fundamental que conecta hábitats y representa una de las áreas de endemismo de aves de importancia mundial, con 15 especies restringidas a dos regiones de endemismo zoogeografico “Centro de Sudamérica y la región Andes Centrales”, proporciona alimento y es un lugar de paso para muchas especies de aves migratorias; tales como los atrapamoscas (Elaenia albiceps, Myiarchus tuberculifer, Myiarchus swainsoni, Myiarchus tyrannulus), el hijo del sol (Pyrocephalus rubinus), jichitaruma (Turdus amaurochalinus), rey del bosque (Pheucticus aureoventris) brasita de fuego (Coryphospingus cucullatus), lequeleque (Vanellus chilensis), pico gruesos (Volatinia jacarina, Sporophila caerulescens) y otros; en fin es una pieza importante en el rompecabezas que significa la región del subandino boliviano. También se puede apreciar la belleza de las tres especies más amenazadas, como el cóndor (Vultur gryphus), la paraba militar (Ara militaris), águila solitaria (Harpyhaliaetus solitarius), el águila mora (Geranoetus melanoleucus) y alrededor de 29 especies protegidas por el Convenio sobre el comercio internacional de Especies amenazadas, CITES.
Vultur gryphus |
Pyrocephalus rubinus |
Ara militaris | Myiarchus tyrannulus |